MI PADRE
Mi padre era un señor muy bien plantado,
árbol con las raíces como espuelas,
que cargo con su infancia sin escuelas
con la firme actitud de un buen soldado.
Era su voluntad como el arado
al dividir los sueños en parcelas;
sus manos eran rudos centinelas
que guardaban la paz del hombre honrado.
La muerte – trama absurda de la vida –
se ha llevado mi padre a su guarida
y quisiera retarla frente a frente.
La herida duele menos que el vacío,
esta ausencia es un lento escalofrío
por donde va mi pena torpemente.
Por donde va mi pena torpemente
sin que pueda medir la luz más cierta,
ni la palabra clave que despierta
en la verdad de Dioshecha simiente.
Sin que nada se salve del presente,
ni se pueda cruzar la única puerta
Sin que se pueda hacer alguna oferta
que tuviera un destino permanente.
Si llegara de pronto algún remedio,
Si pudiera escaparme del asedio
y volver al comienzo de la prisa
En nombre de un señor muy bien plantado
hoy quisiera dejarlo todo a un lado
y hasta llevar por fuera una sonrisa.
Sara Martinez Castro - Poetisa Cubana