¿Es pecado “llamar” a los difuntos?



 Esto enseña la Iglesia sobre trato debido a las almas

 (ACI).- El P. Carlos Rosell, rector del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo de la Arquidiócesis de Lima (Perú), explicó cuál es el trato correcto que deben tener los fieles para con sus difuntos, y explicó que el “llamar” a los difuntos para tratar de hablar con ellos es un pecado.

En declaraciones a ACI Prensa, el también miembro de la Comisión Arquidiocesana Para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de Lima, señaló que la palabra “espíritus” es un término muy amplio, que incluye incluso a los ángeles, buenos y malos, así como a los difuntos.

“Cuando se dice voy a evocar espíritus podría entenderse ‘voy a evocar a los ángeles caídos’, pecado muy grave, pero también ‘voy a evocar a mis difuntos’, pecado grave”, advirtió.

El P. Rosell señaló que “lo que uno debe hacer con sus difuntos es rezar por ellos y punto. Todo lo demás viene del maligno”.

Lo que la Iglesia nos enseña sobre el “más allá”, dijo el sacerdote peruano, es “a invocar a los santos, que son nuestros amigos, sobre todo a pedirles mucho a pedirle mucho a la Virgen María Nuestra Madre para que vivamos en Gracia de Dios”.

“También la Iglesia nos enseña a ofrecer la Santa Misa por nuestros difuntos”, recordó.

“Nosotros podemos ayudar a las almas del purgatorio rezando por ellas, es lo que se llaman los sufragios. Y también la Iglesia nos habla del infierno no para meternos miedo sino para decirnos que podemos perder el cielo si usamos mal nuestra libertad”, señaló.

El P. Rosell advirtió también que “quienes hacen lo que se denomina la evocación de espíritus están jugando a ser Dios. Dios es el Señor del más allá, y la manera correcta de relacionarnos con los difuntos no es a través de la evocación, es a través de la oración”.

“Si son santos los invocamos para que nos ayuden”, explicó, mientras que “si no sabemos si nuestros difuntos están en el cielo, lo que debemos de hacer es rezar por ellos, sobre todo ofrecer la Santa Misa”.

“Esa es la manera correcta de relacionarnos con el más allá”, aseguró el rector del seminario de Lima, pues “otras formas de relacionarnos con nuestros difuntos, como el espiritismo, son puertas abiertas para llamar al maligno”.

“El maligno se sirve de esas técnicas de invocación para entrar en la vida de una persona y arruinarla”, señaló.




¡Feliz Solemnidad de Todos los Santos!


 (ACI).- El 1 de noviembre la Iglesia Católica se llena de alegría al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos, tanto aquellos conocidos como los desconocidos, que con su vida son ejemplo de que sí es posible llegar al cielo.

“Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan, y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”, decía San Juan Pablo II un primero de noviembre de 1980.

Esta celebración tuvo sus orígenes por el siglo IV debido a la gran cantidad de mártires en la Iglesia. Más adelante el 13 de mayo del 610 el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, colocando de titulares a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. Es así que se les empieza a festejar en esta fecha.

Posteriormente el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la fiesta al 1 de noviembre, muy probablemente para contrarrestar la celebración pagana del “Samhain” o año nuevo celta (en la actualidad Halloween) que se celebra la noche del 31 de octubre.

En el 2013 el Papa Francisco, ante una gran multitud de gente, exhortó: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.